jueves, 23 de enero de 2020

PREDICCIONES Y ALTERNATIVAS


Es arriesgado hacer predicciones, porque el futuro depende de muchas cosas, personas, hechos, circunstancias, situaciones y contextos que no conocemos. Pero me la juego y formularé algunas predicciones sobre lo que sucederá en el futuro próximo y de mediano y largo plazo en Chile, afectado actualmente por el conjunto de hechos iniciados el 15 de octubre de 2019, que se ha llamado “estallido social”.
Estas predicciones las formulo en base a los conocimientos y los criterios metodológicos de la ciencia de la historia y de la política y de la teoría económica comprensiva, que básicamente son los siguientes:
1. Los hechos sociales, económicos y políticos son el resultado de la composición, interacción y relación de fuerzas entre todos los actores, o sea los sujetos individuales, grupales e institucionales que participan en la sociedad mediante sus iniciativas, obras y actividades;
2. Las actividades, iniciativas y obras de estos actores expresan y manifiestan lo que ellos son, lo que sienten, lo que piensan, lo que quieren, sus intereses y sus aspiraciones.
3. Todos esos actores operan condicionados por las estructuras y los procesos económicos, institucionales y culturales que se han formado, desarrollado y consolidado a lo largo del tiempo.
4. Estas estructuras y procesos se configuran en diferentes niveles de agregación, desde las personas y familias hasta las grandes civilizaciones, pasando por las organizaciones locales, comunales, nacionales, regionales y globales.
5. Las entidades menores se encuentran sobre-determinadas por las entidades mayores, en nuestro caso, por el sistema económico, por la organización política del Estado, y en última instancia, por la civilización moderna, que experimenta la fase terminal de su crisis orgánica, como lo he explicado en mis libros.
Es obvio que con estos 5 criterios, bien aplicados, uno puede predecir tendencias, procesos, dinámicas sociales y políticas, pero no hechos puntuales. No es predecible, por ejemplo, el resultado del próximo plebiscito, aunque me atrevo a pronosticar un resultado bastante más parejo entre las dos opciones que el que predicen hoy las encuestas, que indican más del 70 % de aprobación.
No puedo aquí exponer los análisis que me llevan a adelantar las predicciones sobre lo que sucederá en Chile en el futuro próximo, limitándome a hacer las indispensables referencias a los principales actores involucrados en los hechos, cuyos comportamientos y acciones derivan, como dije, de lo que son, lo que sienten, lo que piensan, lo que quieren; de sus intereses y sus aspiraciones.
Es claro que predicciones efectuadas sobre la base de estos criterios metodológicos no expresan lo que uno quisiera, sino lo que probablemente sucederá. Lo que sucederá, a menos que surjan actores nuevos y que se realicen iniciativas, obras y actividades que cambien el curso de los acontecimientos. Porque la vida personal y social, y la historia, no están determinadas ni siguen un curso predeterminado. Son posibles los cambios, es posible modificar la dirección y el curso de los procesos económicos, sociales, políticos y culturales. Las mismas ciencias mencionadas – la Ciencia de la Historia y de la Política y la Teoría Económica Comprensiva – enseñan que son posibles los cambios estructurales, y cómo ellos pueden generarse, impulsarse y realizarse.
Entonces, después de exponer las predicciones sobre lo que sucederá si no ocurren hechos que cambien el curso previsible de los procesos, expondré las alternativas posibles de ser generadas y que alteren el curso de los acontecimientos en una dirección deseable.
Comienzo con las predicciones en base al análisis de los actores que están siendo protagonistas de los hechos y procesos en curso. El orden responde sólo a una lógica de exposición, y no a la importancia de cada grupo social. Son los siguientes:
1. Los grupos y bandas organizadas de delincuencia y de narcotráfico, que operan fuera del orden institucional. Esos grupos son poderosos, tienen fuerza social y capacidad de movilización, cuentan con recursos económicos, están armados, ejercen influencia, control y poder sobre sectores sociales lumpen y de extrema pobreza, en muchas poblaciones pobres y marginales, donde son temidos, queridos y defendidos.
En el marco del “estallido social” estos grupos y bandas organizadas se han fortalecido grandemente, han ganado espacios urbanos, han expandido el radio de sus acciones, han experimentado un significativo aprendizaje organizaciones y operacional, y adquirido conciencia de su acrecentado poder.
Ellos continuarán creciendo e incrementando su poder, y será más difícil su control por parte de las instituciones policiales y de justicia.
Es muy probable que expandan su presencia, infiltración y poder sobre algunas instituciones que les interesan, especialmente las municipalidades, la policía y los tribunales, y expandan su radio de acción económica, especialmente en el rubro inmobiliario, adquiriendo propiedades en sectores que consideran estratégicos. Actuarán fidelizando ciertos grupos de inmigrantes que viven en condiciones muy precarias, incursionarán en la trata de personas, y ejercerán creciente influencia sobre la economía informal urbana.
Constituyen un efectivo peligro y un desafío mayor para el Estado de Derecho.
2. Otro actor importante, que se ha movilizado en marchas y concentraciones masivas exigiendo derechos y planteando demandas sociales diversas, es la llamada clase media aspiracional o emergente. Tiene expectativas de mejoramiento de los salarios, de las pensiones, de los servicios de salud y de educación, así como una reducción de los costos del transporte público, y también del privado (no + TAG). Estos sectores han experimentado en los años recientes una ampliación significativa de las oportunidades económicas y de bienestar, así como un mayor acceso a los servicios públicos, la educación superior, lo medios de comunicación, el crédito y el consumo. Pero sus aspiraciones se ven frustradas debido al creciente endeudamiento en que han incurrido para facilitar los mencionados beneficios y accesos a bienes públicos y privados.
Sienten temor por el futuro y se han movilizado socialmente para protestar, demandar y exigir soluciones al Estado, y contra lo que perciben como privilegios y abusos de las empresas y de los más ricos. Intuyen que el modelo económico ya les cierra las oportunidades de movilidad social ascendente, y sienten que crece la brecha en los niveles de ingreso y de vida. Han trasladado sus expectativas de progreso, desde la iniciativa personal y familiar en base al estudio, el trabajo y el emprendimiento, a los servicios públicos y las políticas sociales del Estado. No obstante, descreen enteramente de la clase política y de las élites en general.
Sus expectativas de mejoramiento social a través de las políticas públicas se mantendrán en el corto plazo; pero se verán frustradas en el mediano plazo. Las políticas sociales proveerán beneficios solamente a los más pobres, quienes reciben pensiones solidarias, sueldo mínimo y educación municipal. El Estado no tiene los recursos ni está en condiciones de atender las demandas de estos sectores medios aspiracionales. Por eso, las condiciones de vida de los sectores medios se verán seriamente afectadas, porque las mismas medidas tributarias y de beneficio social para los pobres, afectarán la inflación, el empleo, a las micro y pequeñas empresas, a las tasas de interés de los créditos, el acceso a la educación de mayor calidad, al tiempo que el deterioro del orden público afectará sus condiciones inmediatas de vida, trabajo, transporte y seguridad.
Estos sectores sociales serán los más negativamente afectados por la crisis económica y política. El aumento del desempleo y la insolvencia de numerosas micro y pequeñas empresas, llevará a una parte de este sector social a la informalidad económica y a la reducción del consumo. Pasada la activación política relacionada con el Plebiscito, la desafección de la política que viven estos sectores continuará, distanciándose culturalmente incluso respecto de la democracia representativa, lo que abrirá espacios crecientes al populismo de izquierda y al autoritarismo de derecha. Las movilizaciones sociales de estos sectores continuarán, pero irán disminuyendo de intensidad y fuerza porque enfrentarán crecientes limitaciones y restricciones asociadas al control policial del orden público. Hasta que, una vez que se haga evidente el deterioro económico y social que los afectará, estalle un nuevo levantamiento social.
3. Un actor relevante ha sido y continuará siendo el de los estudiantes secundarios y universitarios, que han estado a la vanguardia de los movimientos y luchas sociales, y que participan muy activamente en las redes sociales; que están desencantados no sólo de lo que les ofrece el sistema educativo y que no creen ni esperan soluciones que provengan de las élites económicas y políticas. Ellos han adquirido conciencia crítica de las inequidades del sistema económico y político, así como de las amenazas climáticas y ambientales que se ciernen sobre su propio futuro. Carecen de guías y modelos morales y espirituales; pero son lúcidos en sus críticas y están conscientes de sus potencialidades.
Mi predicción es que este actor social se irá diversificando, como consecuencia de su crecimiento etáreo, de la inevitable transitoriedad de su condición de estudiantes, y de las diferencias sociales y de oportunidades que tendrán en el futuro próximo.
Una parte será integrada al sistema, mediante la educación superior, la inserción laboral o la participación en la política institucional. Otra parte será absorbida por el narcotráfico o por bandas de delincuentes. Una tercera parte se radicalizará en posición anti-sistémica y anarquista y continuará activa en la lucha social. Y una cuarta parte se integrará a movimientos ciudadanos alternativos, por ejemplo, en grupos de música y arte, experiencias de salud y alimentación sana, iniciativas de economía solidaria y de autogestión, movimientos terapéuticos, de conciencia holística y de espiritualidad, organizaciones ecologistas, redes informáticas, de comunicación y educación informal, y muchos otros movimientos existentes, o que ellos mismos inventarán, en las que se experimentan y promueven formas no-convencionales de sentir, de pensar, de relacionarse, de comportarse y de vivir.
4. Otro actor: los empresarios, inversionistas, banqueros, que gestionan controlan y dirigen la economía operando en los mercados. Están ya en un compás de espera y han detenido proyectos de inversión, hasta que los hechos decanten y conozcan las nuevas condiciones. Porque son lo que son, ellos continuarán buscando oportunidades de negocios en las condiciones que se creen en el país, considerando especialmente el incremento de la inflación y el tipo de cambio, que siempre ofrecen oportunidades de ganancias a los que operan en los mercados financieros y comerciales; pero seguramente el ritmo de crecimiento del PIB disminuirá, e incluso podrá darse una situación recesiva que se prolongue en el tiempo. Si la incertidumbre se prolonga por varios meses más, buscarán oportunidades de inversión y de negocios en otros países, lo que actualmente es fácil de hacer. Elementos importantes que tienen en cuenta y a las que están muy atentos para quedarse o irse son: los impuestos, el costo del trabajo, el interés de los créditos, las regulaciones y controles estatales.
5. La clase política, los partidos, el gobierno y la oposición, que conforman el orden político institucional. Ellos están movidos por el afán de poder, y luchan por conservar el que tienen y por incrementarlo. Esto los lleva inevitablemente a enfrentarse unos con otros, impidiéndoles llegar a acuerdos de beneficio general, especialmente considerando la polarización ideológica que se ha producido en el país, que no se ve que pueda disminuir en el corto plazo. El hecho de estar muy desprestigiados podrá llevarlos a cambiar de formas y estilos, especialmente en el modo de comunicarse con los electores; pero en lo sustantivo, continuarán pujando por el poder, que es el sentido que le dan a la política. Habrá, con alta probabilidad, un sustancial recambio generacional en los liderazgos partidarios; pero eso no marcará un nuevo rumbo ni mejores modos de hacer política. El sistema de gobierno democrático basado en partidos políticos irá perdiendo consensos y adhesión ciudadana.
Este conjunto de tendencias y procesos que fácilmente serán juzgados como negativos, o que merecerán ser calificados como una visión pesimista, son en realidad manifestaciones de la crisis orgánica de la civilización moderna. La crisis del capitalismo, el industrialismo y el poder financiero en lo económico, que ya no son capaces de resolver los problemas de la gente y que incrementan la desigualdad y el deterioro del medio ambiente. La crisis de los estados, la burocracia y los partidos en lo político, que ya no son capaces de dar gobernabilidad, mantener el orden social y encauzar las transformaciones necesaria. La crisis del cientificismo, el naturalismo y el materialismo en lo cognitivo, que ya no son capaces de dar sentido a la vida ni de comprender y orientar la complejidad y diversidad social.
¿Hay alternativas? ¿Es posible cambiar el curso de los acontecimientos y procesos?
Mi tesis, consecuente con los criterios metodológicos de la economía comprensiva y de la ciencia de la historia y de la política, es que la alternativa no es otra que iniciar la creación de una nueva civilización: un proceso de superación del capitalismo, del estatismo y del materialismo, mediante la construcción progresiva de una nueva economía, de una nueva política, de una nueva estructura del conocimiento, que nos facilitarán transitar hacia una nueva y mejor civilización.
Y en este sentido planteo ahora mi última predicción, sobre la cual tengo un grado de certeza aún mayor que sobre las anteriores, porque se desprende del conjunto de aquellas, y del conocimiento de iniciativas y procesos en curso desde hace años. En efecto, sostengo que el proceso de creación de una nueva y mejor civilización se acelerará, consistentemente, en los próximos meses y años.
Ese proceso está en curso desde hace años, si bien es poco visible en los medios de comunicación oficiales. Otra economía, otra cultura, otras formas de conocimiento, no solamente son posibles, sino que ya existen. Son muchas las personas y los grupos que están creando y desarrollando formas de consumo y de alimentación sanos y orientados hacia un buen vivir; son muchas las personas que se han bajado del automóvil y se transportan en bicicletas; son muchas las personas y grupos que participan en cooperativas y empresas de economía popular y solidaria; son muchas las personas que forman parte de la economía colaborativa; son muchas las personas y grupos que forman redes de aprendizaje y de ayuda mutua, aprovechando las posibilidades que ofrece internet; son muchas las personas y grupos que desarrollan experiencias de auto-aprendizaje, de educación en el hogar, y de escuelas alternativas; son muchas las personas y grupos que cuidan su salud con medicinas y terapias complementarias; son muchas las personas y grupos que se alimentan de modo sano, abandonando el consumo chatarra, el exceso de grasas y azúcares: son muchas las personas y grupos que reciclan, que cuidan la naturaleza y que están activando procesos de recuperación del ambiente y de los equilibrios ecológicos; son muchas las personas y grupos que desarrollan experiencias de ampliación de la conciencia, que practican la meditación y formas diversas de espiritualidad, estén o no vinculados a religiones tradicionales. Y así en muchos campos, hay mucho más que identificar.
La mejor estimación que tenemos corresponde a estudios realizados a nivel internacional, y que indican que alrededor de un 15 % de la población mundial están participando activamente en estas nuevas formas de vivir, de relacionarse y de enfrentar sus necesidades, dándole un nuevo sentido a sus vidas, que claramente son propios de la nueva civilización emergente.
Mi predicción es que estas iniciativas y estos grupos, se expandirán, perfeccionarán y multiplicarán an el futuro próximo, a medida que se vaya comprendiendo mejor que las soluciones a los problemas económicos y políticos existentes, no serán proporcionadas por el Estado ni por el capitalismo, por más que prometan reformarse.
No es posible en el espacio breve de este video exponer en detalle lo que significa e implica esa necesaria transición a una nueva civilización. Lo he expuesto en otras instancias, y especialmente en el libro ¿Cómo iniciar la creación de una nueva civilización?, que quien se interese puede fácilmente encontrar en Amazon.
Ahora, pensando en Chile y en las alternativas que podrían orientar los procesos en curso en la dirección de una nueva civilización, considero importante plantear dos advertencias finales necesarias.
La primera se refiere a las concepciones anti-sistémicas confrontacionales, con sus propuestas contra-culturales, sus ideologías anarquistas y sus métodos de acción a menudo violentos. Ellas no constituyen una alternativa, ni son constructoras de una nueva civilización, mejor o superior a la civilización moderna, porque su mentalidad y su acción se limita a estar contra el régimen político existente, a ser anti-capitalistas, a ser contra-culturales; pero no tienen un proyecto positivo, una visión de la nueva economía necesaria, del nuevo orden político, de la nueva estructura del conocimiento, y menos, de cómo transitar desde la realidad actual a la realidad nueva que se desea instaurar. A falta de propuestas y respuestas, terminan adoptando alguna versión del estatismo en versión populista, o algún utópico e imposible regreso a formas y estructuras del pasado más o menos remoto.
Un error teórico de esas concepciones antagonistas es suponer que el ‘sistema’ es de tal modo poderoso y capaz de cooptar y de funcionalizarlo todo, que nada puede crearse que lo trascienda mientras no sea antes destruido. Otro error muy grave es creer que lo nuevo surgirá espontáneamente desde las cenizas de lo antiguo. En los hechos, esos grupos y movimientos anti-sistémicos confrontacionales, lo que hacen es acelerar la crisis de la civilización moderna, pero no iniciar la creación de una civilización nueva.
Esas creencias y movimientos no comprenden ni valoran las potencialidades de la autonomía intelectual y moral que pueden alcanzar individuos y grupos creativos, autónomos y solidarios, auto-organizados, y que en base a dicha creatividad, autonomía y solidaridad, sin necesidad de primero destruir al capitalismo y al estatismo, pueden iniciar la creación de una nueva superior civilización.
Para comprender tanto aquellos errores como estas potencialidades, remito a los criterios metodológicos básicos de la ciencia de la historia y de la política y de la teoría económica comprensiva que resumí al comienzo de esta presentación.
La segunda advertencia que quiero hacer apunta a comprender que si bien una nueva civilización implica una nueva economía, una nueva política, una nueva estructura del conocimiento, eso no significa que desaparezca y no tengan cabida en una nueva y mejor civilización, mucho de lo existente en la civilización que decae, e incluso elementos que provienen de civilizaciones anteriores.
Cuando se piensa en una ‘nueva’ civilización, se tiende a suponer que se trata de un orden socio-económico-político-cultural completamente diferente al existente, como si entre una civilización y la siguiente hubiese una ruptura histórica completa.
Es un error, que deriva de una visión ‘catastrofista’ sobre lo que es la crisis y la decadencia de una civilización, como si ésta se derrumbase como un edificio que colapsa entero sobre sus cimientos. Eso no es lo que ocurre históricamente. Son muchos los elementos de una civilización que se conservan y que se prolongan e insertan en la civilización siguiente. Es menos lo que se pierde y más lo que se recupera, de una civilización, en la que le sigue.
Por eso es importante preguntarnos qué podemos entender como una ‘nueva’ civilización y cómo se transita a ella.
Podemos decir que, en general, una civilización se caracteriza por la difusión de formas de vivir, que implican asumir ciertos modos de pensar, de sentir, de comportarse, de actuar y de relacionarse, basados en el conocimiento, la creatividad, la autonomía y la solidaridad.
En este sentido, en el surgimiento de una nueva civilización aparece un nuevo modo de hacer y de organizar la actividad económica. Ello incluye cuestiones tan amplias como la manera de experimentar las necesidades, de producir los bienes y servicios que las satisfagan, de distribuirlos entre los diferentes individuos y grupos que forman parte de la sociedad, de consumirlos y utilizarlos, de desarrollar y acumular lo que se necesita para garantizar el futuro, de utilizar los recursos y relacionarnos con la naturaleza. Es, en nuestro caso, el surgimiento de una economía solidaria, colaborativa, cooperativa, de trabajo y de comunidades.
El surgimiento de esta economía no significa que desaparezca la economía capitalista ni la economía estatal. Lo que sucede es que, lo que en la vieja civilización es predominante y central, se convierte en un sector, en una parte, que continúa existiendo, pero subordinada a una nueva racionalidad que se va expandiendo y adquiriendo predominancia y hegemonía. El mercado seguirá existiendo y funcionando; pero profundamente transformado, democratizado, permeado por la nueva economía emergente.
Algo parecido sucederá a nivel político. En el surgimiento de una nueva civilización aparece un nuevo modo de hacer política, y de organizar el orden y la transformación social. Ello implica nuevas instituciones, que se legitiman de otro modo, que regulan las relaciones sociales y los comportamientos que se reconocen como meritorios y aceptables; un nuevo modo de relación entre gobernantes y gobernados, entre dirigentes y dirigidos.
El surgimiento de esa nueva política no significa que desaparezcan el Estado con sus tres poderes, ni la burocracia administrativa, e incluso ni siquiera los partidos; pero aquello que en la vieja civilización moderna es predominante y central, será redimensionado, perderá centralidad, quedará subordinado a las nuevas instituciones y formas de organización política que se creen.
Igual cosa al nivel del conocimiento y la cultura. En el surgimiento de una nueva civilización surge una nueva estructura del conocimiento, un nuevo paradigma epistemológico, una nueva concepción del mundo y de la vida. Será, en el caso actual, por ejemplo, el desarrollo de las ciencias de la complejidad, de filosofías y ciencias comprensivas de la complejidad y diversidad de lo real, que superen el cientificismo, el naturalismo y el materialismo de la civilización moderna.
El surgimiento de esta nueva estructura del conocimiento no significa que desaparecerán las ciencias positivistas que estudian la materia, la vida, la conciencia con los métodos de la epistemología empirista. Pero esas ciencias, que son hoy predominantes y que marcan la concepción del mundo naturalista y materialista hegemónica, serán integradas y probablemente subsumidas en una comprensión filosófica y científica más amplia, capaz de reconocer las dimensiones subjetivas, éticas, espirituales, de la realidad.
Por todo esto, es importante, junto con identificar los fundamentos emergentes y nuevos de la civilización por construir, descubrir y reconocer los elementos de continuidad, para que sepamos valorar, cuidar y conservar lo que tiene validez permanente. Es importante, entonces, comprender qué es lo que se conserva, cómo se prolonga y permanece activo, y cómo interactúa con los elementos decisivos y originales de la civilización nueva.
Y poner todo el empeño en iniciativas creativas, autónomas y solidarias, portadoras de mejores modos de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza; de modos más sabios de pensar, de sentir y de darle un sentido a nuestras vidas; de modos superiores de vivir, de ser personas, de ser comunidades, de ser naciones, de ser humanidad.
Luis Razeto