Ningún
Presidente está en condiciones de hacer algo importante por una vida
nueva y mejor para cada uno y para todos; ni para una nueva
civilización creativa,
autónoma y solidaria,
porque todos ellos están 'descentrados', hetero-dirigidos,
fuertemente condicionados por la civilización en la que están
inmersos, sumergidos. No tienen el poder que tanto han perseguido,
puesto que sólo han alcanzado 'la apariencia del poder' (y los
placeres y trabajos asociados a ese rol).
Dejemos
entonces de creer que es muy importante quién gane las próximas
elecciones. Sea el que sea que gane, no realizará los cambios
profundos que esperamos. No nos desgastemos demasiado quejándonos en
nuestros círculos privados cuando los presidentes y los parlamentos
deciden cosas que no nos gustan, que nos parecen abusivas. No depende
de ellos que lo hagan, no tienen poder suficiente para hacer otra
cosa. Están demasiado condicionados.
¿Qué
hacer?
Debemos
independizarnos. Más aún: ¡tomémosnos el poder!
El
poder que está en nosotros mismos, en nuestra creatividad, en
nuestra autonomía, en nuestra solidaridad.
Tomémosnos
todo nuestro poder, y no lo deleguemos más en quienes se hacen
llamar 'la autoridad', la 'clase política', los 'dirigentes':
gobernantes, presidentes, señores importantes.
Tomémosnos
el poder, el nuestro, cada uno el suyo.
Cuidémonos,
sí, de no tomarnos el poder de otro, de nuestra compañera, de
nuestro hijo, de nuestros amigos, de nuestros vecinos, de nadie que
no seamos nosotros mismos, porque eso sería un abuso, un abuso de
poder, que debemos considerar inaceptable. Como inaceptable es que
otros ejerzan poder sobre nosotros, que nos dominen, que limiten
nuestra creatividad, autonomía, solidaridad.
Tomémosnos
todo nuestro poder.
Una
vez recuperado el poder, nos daremos cuenta que en realidad es mucho,
que tenemos un poder enorme.
Tendremos
tanto poder como el que se requiere para dirigirnos a nosotros
mismos. Tanto como el que se necesita para iniciar una
vida nueva, y la
creación de una nueva civilización a
partir de nosotros mismos.
Que
es mucho más que el poder que tienen los presidentes, los ministros,
los delegados gubernamentales, los candidatos, y todos los que están
inmersos, sumergidos, subordinados, sometidos, al 'orden social'
imperante. A lo más, ellos pueden decidir sobre una u otra ley,
modificarla en parte, redactarla de un modo u otro, y poco más que
éso.
¡Tomémosnos
de una vez el poder!
No
el pseudo-poder que supuestamente reside en la casa de gobierno, en
el parlamento, en los tribunales. No, tomémosnos el verdadero poder,
el que está en nosotros mismos, el que debemos recuperar
urgentemente. Y creemos y organicemos con él, con nuestro poder
recuperado, en y desde nosotros mismos, una vida nueva, una vida
buena, el comienzo de una nueva civilización.
Está
en nosotros hacerlo. Nadie puede impedírnoslo, a menos que se lo
permitamos nosotros mismos, aceptando tener los miedos que quieren
crearnos, asumiendo los comportamientos consumistas y dependientes
que desean que adoptemos, pensando y sintiendo como la publicidad
quiere que pensemos y sintamos. Sometidos son los que se someten.
Subordinados los que se subordinan, a menudo sin saberlo.
La
independencia respecto al poder ajeno y externo que nos descentra y
marginaliza, y la conquista del poder personal que nos instala en el
centro del mundo - en "un vértice inaccesible al campo
adversario" como dice Gramsci, que agrega de corrido "y
adversario es a veces todo el pasado" -, es una gesta interior,
no fácil pero posible, a nuestro alcance.
Supone,
implica, exige, encontrarnos con nosotros mismos, en un espacio
interior que es sólo nuestro, en el cual proclamar nuestra
independencia, y de ahí en adelante, defenderla, no permitiendo ya
más que nos sometan, que nos instrumentalicen, que decidan por
nosotros, que nos marginalicen.
¡Tomémosnos
el poder! Silenciosamente. (Porque esto requiere silencio interior, y
poesía, y música, y estudio, y conocimiento, y amor, y
espiritualidad, o sea todo aquello que nos hace verdaderamente
humanos: creativos, autónomos y solidarios).
Sólo
después de tomarnos el poder, o más exactamente dicho, en el
proceso mismo de recuperarlo, de desarrollarlo, juntos con otros,
apoyándonos unos a otros, podremos crear las familias, comunidades,
organizaciones, instituciones, empresas, etc. de hombres y mujeres
libres y conscientes, que constituyen una nueva y superior
civilización.
Luis
Razeto
PROFUNDIZA